¿Y dónde están las mujeres?

Ciertamente resulta vergonzoso que siendo este gobierno de 12 años un escenario del protagonismo de mujeres en cargos públicos de importancia, su papel no merezca otro lugar que el de colmar la primera fila de los Aló Presidente.

 

 

 

 

 

 

Hasta el pasado 22 de marzo Claret Terán creyó en la revolución. Un energúmeno, detrás del volante del camión que manejaba, pretendió franquear la columna de trabajadores de la Misión Tricolor, que se había atravesado en la autopista Francisco Fajardo, en reclamo de sus sueldos de febrero, que un mayor de la Guardia Nacional y jefe del programa social se negaba a pagar.

Claret ­37 años, siete hijos y un nieto­ militante del PSUV y miembro de un consejo comunal de San Agustín, tuvo la osadía de desafiar al conductor quien la arrastró con su vehículo a lo largo de 200 metros, matándola en el acto. Luego se sabría que el autor del arrollamiento es también activista del oficialismo y, en su descargo, sólo atinó a pronunciar que creía se trataba de una protesta de oposición.

Este hecho si se quiere banal, o que al menos se suma al catálogo de muertes tan disímiles que se registran en Caracas, y que este fin de semana arrojó la cifra de 50 homicidios, no pasó de las páginas de sucesos. Es probable que la Vicepresidencia de la República haya terminado por cancelar el entierro y otorgar una indemnización a la familia Terán, con lo cual, desde el punto burocrático, se pasa la página de un hecho lamentable.

Pero, la pregunta que cabe es ¿dónde está la palabra de enojo, de reclamo, de solidaridad o de humana convicción de las mujeres que aparecen, bien arregladas y con collares, declarando como dirigentes de la revolución bolivariana? ¿Qué dijo al respecto la vicepresidenta de la Asamblea, Blanca Ekhout, cuando estuvo al día siguiente en Venezolana de Televisión disertando sobre la invasión imperialista a Libia? ¿Opinó acaso la ministra de las Comunas, la presidenta del TSJ, la jefa de fracción del PSUV en la Asamblea Nacional?

Para ponerla más fácil ¿Alguien ha escuchado a la fiscal Luisa Ortega Díaz preguntar por la elevada inflación o por la desaparición en supermercados de las toallas sanitarias femeninas? Ciertamente resulta vergonzoso que siendo este gobierno de 12 años un escenario del protagonismo de mujeres en cargos públicos de importancia, su papel no merezca otro lugar que el de colmar la primera fila de los Aló Presidente para aplaudir cada vez que el conductor del show la emprende con insultos contra los adversarios.

Más de 500 manifestaciones por razones laborales y de falta de servicios que se han producido en el país en lo que va de 2011, no son planes desestabilizadores fraguados desde la MUD, sino protestas surgidas casi de manera espontánea por militantes del mismo proceso, como Maigualida o Claret, que invocan incluso a su presidente y aún así no reciben respuesta.

Ni siquiera logran sensibilizar a las dirigentes revolucionarias de vestuario caro y foulard rojo que se pasean por sus cargos institucionales, mientras un loco suelto desaforado amenaza con apretar el acelerador sin importarle a quien pueda atropellar.

Así lo reseña, Elizabeth Araujo/Tal Cual.

 

Acerca de Yuly & Oswaldo Godoy

Venezolanos que estamos en contra de la revolución socialista que dirige Hugo Chavez en Venezuela. No a la violación de Derechos Humanos N
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